Fue una mañana de corre corre, desde que nos levantamos, bajando cosas al carro, arreglando al príncipe y alistándonos para estar listos a las 8am en punto que llegaba el equipo Fundabondad a casa, punto donde nos íbamos a concentrar.
Esta vez no éramos los mismos, habían al menos 6 personas nuevas que nos llegaron por distintas vías y que quisieron participar en la visita a Ciudad del Niño. Esta fue parte de las bendiciones del día porque todos son personas maravillosas con quienes pudimos compartir por primera vez. Quedé la verdad impresionada de su vocación de servicio y ganas de ayudar. El chico que hizo los títeres, no les puedo explicar el carisma que tiene y la dulzura con la que le hablaba a esos pequeños. También una chica que es voluntaria en una fundación de payasos de hospital me sorprendió con sus ganas de dar su tiempo y energía... pintó caritas a un montón de niñitos y quedó pendiente de participar en todo lo que hiciéramos en el futuro. Tuvimos carrito de palomitas, algodón de azúcar, un colchón inflable, anfitrionas, un stand de armar figuras con globos, dulces, etc. Todo prácticamente donado por gente nueva que se unió esta vez y que sin preguntar mucho fue e hizo su acción con estos pequeños que tanto necesitan de un poco de bondad y compañía.
Casi siempre en las visitas me toca andar del timbo al tambo coordinando entre grupos, pero esta vez me tocó pasar casi toda la mañana en la sala donde estábamos con los más chiquiticos entre 0 y 3 años. Había un hermoso bebé de la misma edad que mi príncipe, un añito, con síndrome de down... un bebido súper activo, increíble su energía y como gateaba todo feliz por la sala.
Una princesa con unos ojos espectaculares de dos años que se negó a compartir en toda la mañana a pesar de que trate y trate de entrarle, ya la tengo fotografiada en mi mente, y mi meta es hacerme su amiga en la próxima visita :)
Un montón de niños, cada uno un caso, cada uno un mundo. Me llamó mucho la atención, la chica que trabajaba allí en Ciudad del Niño cuidando a los más pequeños... no sé qué enfermedad será pero sus piernas son como la mitad del tamaño normal y se desplaza con muletas. Se veía más vital que muchos de los que estábamos allí, con un ánimo enorme de cuidar a esos niños, moviéndose de un lado al otro en sus labores y hasta limpiando al final.
Como siempre, estas visitas son un infalible llamado a Tierra para conectarnos con el otro, para ver en perspectiva real nuestra vida y apreciar las inmensas bendiciones que tenemos y que estamos llamados a compartir, así sea regalando un ratito de nuestro tiempo.
Te invito a que te animes... si estás en Panamá, puedes seguirnos en nuestra página de Facebook @fundabondad.
Feliz semana a todos,
Ruly
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